Deficiencia de Zinc en la Infancia

Noviembre 21, 2018

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El zinc es un mineral muy importante para la salud de nuestro organismo y en especial para el de los niños por estar en crecimiento. Se debe obtener a través de la alimentación y se absorbe en el intestino delgado por un transportador común con el que absorbe el hierro. Se deposita en el hígado y de allí se distribuye a todo el organismo principalmente a la piel, músculos, huesos, retina testículos, uñas y cabellos. Se elimina a través de las secreciones biliares y pancreáticas y de las células intestinales. La presencia de fitoesteroles en la dieta excesiva de leguminosas, fibra vegetal o frutos secos, puede inhibir su absorción. Así mismo la presencia de enfermedades renales y cardiovasculares, alcoholismo, stress y algunas enfermedades disminuye sus niveles y produce la presencia de alteraciones de la salud.

Así mismo existen condiciones a lo largo de la vida que incrementan las necesidades básicas como en las etapas neonatales, ancianidad, embarazo y lactancia, desórdenes alimentarios, veganismo, cirugías e inmunodepresión. Cualquier inflamación del intestino produce pérdidas aumentadas y deficiencia como en el caso de la enfermedad celiaca, las enfermedades inflamatorias intestinales (colitis ulcerativa y enfermedad de Crohn), las diarreas agudas o crónicas con o sin síndromes de mala absorción intestinal. Existen poblaciones en riesgo de deficiencia de zinc tales como los prematuros, o neonatos con retardo en el crecimiento, dietas con bajo contenido de zinc como aquellos lactantes que incluyen alto contenido de féculas (harinas) con bajo contenido de proteína de origen animal.

La carencia grave de zinc puede producir retraso del crecimiento, alteraciones inmunitarias, afecciones cutáneas, problemas de aprendizaje y pérdida del apetito. La mayor parte de los alimentos ricos en zinc son de origen animal como: la carne, el pescado y los productos lácteos, muchas veces inaccesibles para un porcentaje importante de nuestra población. Por otro lado los niños que viven en entornos de pobreza y mala alimentación sufren de desnutrición y deficiencia de este oligoelemento.

Las consecuencias de la deficiencia son: fatiga crónica, alteración del estado de ánimo, problemas de aprendizaje y bajo rendimiento escolar, dificultades en la memoria, alteraciones en el crecimiento y en el desarrollo y problemas en la visión. También se pueden ver trastornos en el olfato y en el gusto (agusia). Se ha comprobado las alteraciones en las uñas y en los cabellos. En la piel se presentan eczemas, dermatitis, equimosis, y es muy importante en la cicatrización de heridas.

Se reconoce además su importancia en evitar la degeneración macular senil, en la producción de estrógenos y en el ciclo menstrual, en mejorar la sensibilidad a la insulina, en la prevención de diarreas y de neumonías en la infancia. Su actividad en tantos y tan diversos sistemas del organismo se explica por ser parte de gran cantidad de metaloenzimas a lo largo del organismo. En condiciones normales se debe ingerir en alimentos que lo contengan tales como la proteína animal en el pescado, las ostras y los mariscos, en las carnes rojas y blancas en el hígado. En los frutos secos y en las semillas de calabaza, ajonjolí, en el germen de trigo y en cereales integrales (arroz, avena, centeno, chía) en el plátano, en las hojas verdes como la lechuga , la espinaca y el pepino.

Indicaciones Terapéuticas:

  • Diarrea aguda: Se recomienda utilizar entre 10 a 20 mg al día durante los episodios de diarrea. Esta dosis con base en estudios epidemiológicos desde 2004 y apoyados por OMS/UNICEF es una recomendación universal debido a que múltiples meta-análisis han demostrado su utilidad para prevenir episodios de diarrea, además para disminuir su duración e intensidad una vez que se presenta la diarrea. Un meta-análisis del año 2000 demostró que disminuía 15% la posibilidad de continuar con diarrea al administrarlo en cualquier día después de iniciada y que la probabilidad de prolongarse por más de 7 días disminuía un 27%, también disminuyó 42% el riesgo de muerte por diarrea. Disminuye la severidad del episodio inicial y el riesgo de recaídas 2 a 3 meses después de la suplementación. El efecto del zinc durante el primer semestre de vida es menor, pero se aumenta en el caso de niños desnutridos. Dependiendo del germen el efecto varía y es más efectivo si el germen causante es una Klebsiella, Shiguella o vivrio cólera y no parece afectar diarreas por E Coli, e incluso podría ser perjudicial en caso de rotavirus. El tipo de sal influye también, de manera que el gluconato de zinc es más beneficioso que si se mescla con cualquier otra sal. La administración del zinc junto con las soluciones de hidratación oral, ayudan al manejo inicial de rehidratación y son bien toleradas.

  • Prevención de neumonía: Se cree que el zinc ayuda a reducir la susceptibilidad a infecciones agudas de las vías respiratorias inferiores mediante la regulación de varias funciones inmunológicas, como la integridad de las células de la mucosa en caso de inflamación o lesión pulmonar, y se ha documentado la disminución de incidencia de neumonías en poblaciones deficientes de zinc. Se han recomendado dosis ente 15 a 140 mg semana, siendo las dosis más altas las más efectivas. No se debe olvidar que el zinc puede alterar la absorción de hierro y cobre.

  • Retardo en crecimiento: Más del 25% de los menores de 4 años presentan retardo en el crecimiento y por lo tanto tienen un mayor riesgo de muerte y de padecer otros efectos adversos a lo largo de la vida. Se sabe que el zinc desempeña un papel fundamental en el crecimiento, que la carencia retarda el crecimiento infantil, disminuye la resistencia a infecciones y contribuye a la morbimortalidad infantil. Estudios realizados en diferentes países han demostrado que al dar suplementos de zinc los niños crecen en poblaciones deficientes y con retardo en el crecimiento, en especial si se administran antes de los dos años de vida.
En conclusión, las intervenciones que promueven la lactancia materna exclusiva, una alimentación complementaria adecuada y la administración de suplementos de micronutrientes reducen el retardo en el crecimiento y aportan un beneficio nutricional importante a la población infantil.

El Doctor Alvaro Mariño, reconocido gastroenterólogo pediatra, que trabaja en Bogotá, tiene el conocimiento y la experiencia para reconocer y tratar adecuadamente pacientes con deficiencia nutricional de zinc.
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